jueves, 14 de junio de 2012

La Otra Roja


No me gusta el fútbol. No es que lo odie, pero no me gusta. Así que por supuesto es de lo primero que me hablan.
Mi conversación estándar cuando conozco a alguien nuevo se podría resumir muy bien así:

- ¿Así que eres española?
- Pues sí
- ¿Y de qué parte de España eres?
- De Madrid
- Entonces animarás al Real, ¿no?

Después de varios fracasos, he descubierto que la respuesta correcta es sí. Siempre sí. Ahorra muchos problemas. Porque en el momento en el que se te ocurre decir que en realidad el fútbol te resulta tan interesante como los documentales sobre la reproducción del caracol de campo, te miran como si dijeras que respirar no es prioritario en tu vida.

Para hacerlo todo más divertido, aquí a nadie le importa la liga local, la que se sigue es la española. Y se sigue, más o menos, con la misma pasión que en casa. Todo el mundo se sabe las alineaciones y la vida de los jugadores con la devoción de los fanáticos y me incluyen en extensos debates en los que mi mejor aportación suele ser que Casillas es muy guapo y Sara Carbonero una bruja con suerte. También me meto con Mourinho de cuando en cuando, es un recurso fácil.

El asunto es tan grave que cuando se me ocurrió decirle a un taxista que aunque vivo en Madrid nunca he estado dentro del Bernabeu, me estuvo regañando durante más de 10 minutos como lo haría yo a alguien que fuera a París y no pisara el Louvre. Creo que resistió la tentación de echarme del taxi sólo y únicamente porque prometí enmendar mi falta en cuanto pusiera un pie de vuelta.

Pero toda esa pasión desmedida por lo español y su desdén hacia lo de casa desaparece cuando se trata de la selección que, casualmente, también llaman “La Roja”. No sé si se debe a algún furor patrio o a que el ser humano, en general, está condicionado para unirse y volverse un poco irracional cuando se trata de defender los “colores nacionales”, pero ha sido acercarse los partidos de clasificación para el próximo mundial y de pronto todo el mundo se ha vuelto loco.
Antes de ayer, a unas horas del encuentro contra Cuba, la presentadora de mi informativo mediodía no sé despidió recordando a todos los espectadores que podrían continuar informados en RCM radio y en el informativo de la noche. Les deseó a todos que disfrutaran del partido. El mismo que emitiría la competencia a la hora del informativo en cuestión. Aún nos estamos riendo de ella.

Toda esta fiebre empezó con la promo del canal en el que se iba a emitir el partido. Muy chula, la verdad, si no fuera porque aún no estoy muy segura de si están apoyando a la selección o anunciando las plagas bíblicas que preceden la inminente llegada del apocalipsis. Quizás sea producto de una imaginación hiperactiva alimentada en exceso con películas de terror, pero a mí ese océano rojo sangre sobre una ciudad gris me da muy mal rollo.



Y luego llegaron las celebraciones de los goles, aunque me temo que esto va a necesitar una explicación algo más larga.
A finales de los 80 se estrenó la comedia Weekend at Bernie’s, conocida en España (en una de esas traducciones imposibles) como Este Muerto Está Muy Vivo. A saber porqué, a alguna mente lúcida en Hollywood se le ocurrió que sería una gran idea hacer una segunda parte. No voy a entrar en cómos y porqués, porque la verdad es que no he visto la película (y no tengo la intención), pero en esta secuela parece que alguien intenta revivir al pobre hombre y lo acaban convirtiendo en un zombie bailón. Cosas de Hollywood.



No sé si la moda que se instaló luego en Estados Unidos de bailar como Bernie también fue culpa de Hollywood (probablemente sí, dado que son los causantes de casi todos los males del mundo).
La cuestión, en uno de esos sucesos inexplicables dignos del mejor Expediente X, un cantante local que se hace llamar Nini (sí, porque ni estudia ni trabaja y está muy orgulloso de ello) tiene el dudoso mérito de rescatar es moda y crear una canción llamada Moving Like Bernie con video musical y todo. La letra y composición son, por supuesto, de una sensibilidad y calidad dignas del mejor Neruda.



Y en algún momento, a alguno de los jugadores de la selección se le ocurrió hacer la gracia. Para qué decir más. El efecto fue igual o peor que Cristiano Ronaldo con su Au Si Te Pego.



En la mañana del partido contra Cuba, pude ver a la presentadora del morning show del principal canal del país con el Nini, toda una banda de seguidores y un tipo disfrazado de lobo gigante (no puedo ni empezar a imaginarme la razón de tener a un lobo ahí) bailando como un muerto viviente. Estuvieron así todo el día y ni siquiera iban a ser ellos los que lo retransmitieran.

Por suerte, ganaron a Cuba 1-0 (no quiero ni imaginar lo que hubiera podido pasar si hubieran perdido). Ayer vi tanto zombie celebrando por la calle que sentí ganas de ir a por una recortada para proteger a la civilización tal y como la conocemos.
Aunque supongo que fue bueno que no lo hiciera. Todo el mundo sabe que contra los muertos vivientes esmejor usar armas que no hagan ruido.


3 comentarios:

  1. Jajajaaj me encantan tus artículos costumbristas, Larra estaría orgulloso de ti :P Y Max Brooks también :D
    Ahora en serio, me parece muy curioso e interesante, mola que cuentes el origen.

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    1. Una mezcla entre Larra y Max Brooks ni más ni menos. Me siento tan halagada que no creo que esté tocando el suelo.
      Intentaré encontrar el vídeo del presidente de Panamá bailándolo, no tiene precio

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  2. Jejee sí, no es fácil ser un híbrido entre Larra y Max Brooks :D

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