No me gusta el fútbol.
No es que lo odie, pero no me gusta. Así que por supuesto es de lo primero que
me hablan.
Mi conversación
estándar cuando conozco a alguien nuevo se podría resumir muy bien así:
- ¿Así que eres
española?
- Pues sí
- ¿Y de qué parte de
España eres?
- De Madrid
- Entonces animarás al
Real, ¿no?
Después de varios
fracasos, he descubierto que la respuesta correcta es sí. Siempre sí. Ahorra
muchos problemas. Porque en el momento en el que se te ocurre decir que en
realidad el fútbol te resulta tan interesante como los documentales sobre la
reproducción del caracol de campo, te miran como si dijeras que respirar no es
prioritario en tu vida.
Para hacerlo todo más
divertido, aquí a nadie le importa la liga local, la que se sigue es la
española. Y se sigue, más o menos, con la misma pasión que en casa. Todo el
mundo se sabe las alineaciones y la vida de los jugadores con la devoción de
los fanáticos y me incluyen en extensos debates en los que mi mejor aportación
suele ser que Casillas es muy guapo y Sara Carbonero una bruja con suerte. También
me meto con Mourinho de cuando en cuando, es un recurso fácil.
El asunto es tan grave
que cuando se me ocurrió decirle a un taxista que aunque vivo en Madrid nunca
he estado dentro del Bernabeu, me estuvo regañando durante más de 10 minutos
como lo haría yo a alguien que fuera a París y no pisara el Louvre. Creo que
resistió la tentación de echarme del taxi sólo y únicamente porque prometí
enmendar mi falta en cuanto pusiera un pie de vuelta.
Pero toda esa pasión
desmedida por lo español y su desdén hacia lo de casa desaparece cuando se
trata de la selección que, casualmente, también llaman “La Roja”. No sé si se
debe a algún furor patrio o a que el ser humano, en general, está condicionado
para unirse y volverse un poco irracional cuando se trata de defender los “colores
nacionales”, pero ha sido acercarse los partidos de clasificación para el
próximo mundial y de pronto todo el mundo se ha vuelto loco.
Antes de ayer, a unas
horas del encuentro contra Cuba, la presentadora de mi informativo mediodía no
sé despidió recordando a todos los espectadores que podrían continuar
informados en RCM radio y en el informativo de la noche. Les deseó a todos que
disfrutaran del partido. El mismo que emitiría la competencia a la hora del
informativo en cuestión. Aún nos estamos riendo de ella.
Toda esta fiebre empezó
con la promo del canal en el que se iba a emitir el partido. Muy chula, la
verdad, si no fuera porque aún no estoy muy segura de si están apoyando a la selección o anunciando las plagas bíblicas que preceden la inminente llegada
del apocalipsis. Quizás sea producto de una imaginación hiperactiva alimentada
en exceso con películas de terror, pero a mí ese océano rojo sangre sobre una
ciudad gris me da muy mal rollo.
Y luego llegaron las
celebraciones de los goles, aunque me temo que esto va a necesitar una
explicación algo más larga.
A finales de los 80 se
estrenó la comedia Weekend at Bernie’s, conocida en España (en una de esas
traducciones imposibles) como Este Muerto Está Muy Vivo. A saber porqué, a
alguna mente lúcida en Hollywood se le ocurrió que sería una gran idea hacer
una segunda parte. No voy a entrar en cómos y porqués, porque la verdad es que
no he visto la película (y no tengo la intención), pero en esta secuela parece
que alguien intenta revivir al pobre hombre y lo acaban convirtiendo en un
zombie bailón. Cosas de Hollywood.
No sé si la moda que se
instaló luego en Estados Unidos de bailar como Bernie también fue culpa de
Hollywood (probablemente sí, dado que son los causantes de casi todos los males
del mundo).
La cuestión, en uno de
esos sucesos inexplicables dignos del mejor Expediente X, un cantante local que
se hace llamar Nini (sí, porque ni estudia ni trabaja y está muy orgulloso de
ello) tiene el dudoso mérito de rescatar es moda y crear una canción llamada
Moving Like Bernie con video musical y todo. La letra y composición son, por supuesto, de una sensibilidad y calidad dignas del mejor Neruda.
Y en algún momento, a
alguno de los jugadores de la selección se le ocurrió hacer la gracia. Para qué
decir más. El efecto fue igual o peor que Cristiano Ronaldo con su Au Si Te
Pego.
En la mañana del
partido contra Cuba, pude ver a la presentadora del morning show del principal
canal del país con el Nini, toda una banda de seguidores y un tipo disfrazado
de lobo gigante (no puedo ni empezar a imaginarme la razón de tener a un lobo
ahí) bailando como un muerto viviente. Estuvieron así todo el día y ni siquiera
iban a ser ellos los que lo retransmitieran.
Por suerte, ganaron a
Cuba 1-0 (no quiero ni imaginar lo que hubiera podido pasar si hubieran
perdido). Ayer vi tanto zombie celebrando por la calle que sentí ganas de ir a por
una recortada para proteger a la civilización tal y como la conocemos.
Aunque supongo que fue
bueno que no lo hiciera. Todo el mundo sabe que contra los muertos vivientes esmejor usar armas que no hagan ruido.
Jajajaaj me encantan tus artículos costumbristas, Larra estaría orgulloso de ti :P Y Max Brooks también :D
ResponderEliminarAhora en serio, me parece muy curioso e interesante, mola que cuentes el origen.
Una mezcla entre Larra y Max Brooks ni más ni menos. Me siento tan halagada que no creo que esté tocando el suelo.
EliminarIntentaré encontrar el vídeo del presidente de Panamá bailándolo, no tiene precio
Jejee sí, no es fácil ser un híbrido entre Larra y Max Brooks :D
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